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23-09-2008

MetroRock 2008, variedad musical en menos de 24 horas



Este año la cita era en el complejo deportivo Cantarranas, exactamente en el césped donde los alumnos de la complutense juegan al rugby. El lugar estaba bien organizado, los espacios bien repartidos, y, aunque había dos escenarios no muy separados, la mús


Este año la cita era en el complejo deportivo Cantarranas, exactamente en el césped donde los alumnos de la complutense juegan al rugby. El lugar estaba bien organizado, los espacios bien repartidos, y, aunque había dos escenarios no muy separados, la música podía escucharse y distinguirse sin problema en la mayoría de los sitios.

Al tema. La música y los músicos fueron muchos y variados, y el nivel bueno. A primera hora estuvieron Ragdog, que continúa haciéndose un hueco como grupo bandera del power pop español y ganan mucho en directo, como demostraron; y Ashela, una cantante y compositora que está demostrando el poder de la fusión de estilos, al que ella le está dando una base acústica, íntima, que funcionan bien. Quizá era demasiado pronto para este tipo de música, que necesita de más oscuridad para hacerse sentir.

Casi sin avisar, terminaron unos y empezaron otros. El tío Calambres por un lado, que hizo un “homenaje al batiburrillo”, estilos variados, desde el rock al ska, que podían haber hecho las delicias de los más rumbosos, pero que no tuvieron gracia ni fuerza en el escenario. No se entendía muy bien lo que quería hacer, y las letras llegaban a ser indescifrables. Y por el otro lado Insecto Palo, que demostraron en el escenario que su proyecto va en serio, pero que aún necesitan seguridad en sí mismos. A continuación de éstos, y en su mismo escenario, Second, un quinteto de estética inglesa, que recordaba en algunos temas a grupos como Depeche Mode. El sonido muy limpio unido a la característica voz del cantante, hacen de Second un grupo sólido, que sabe lo que quiere y lo que le gusta. Muy agradable ver buenos temas interpretados con tanta sinceridad, fuera en inglés o en castellano.

Mediada la tarde se dejaron ver cosas muy interesantes. De hecho, tan interesantes como para merecerse un puesto más nocturno en el cartel. Primero apareció The Whip, una banda de rock inglesa formada por 4 músicos que tocaban la guitarra, el bajo, la batería y bases. Éstas últimas usadas con mucho acierto, que más que ritmo imprimían carácter. Muy buenos en general. Y mientras, con un ligero retraso, en el otro escenario comenzó su actuación Elbicho, que demostraron sobradamente por qué cada día su música tiene más adeptos. El cantante, vestido con falda, pañuelo y una especie de gorra bohemia, no dejó de animar y tocar unas castañuelas árabes con las que se acompañaba rítmicamente, mientras interpretaba los temas, de inspiración andaluza, árabe y hasta pop rock. Saben que ganan en el directo, y ayer quisieron que todos lo viéramos. Solos de flauta y trompeta, una guitarra impecable, percusión variada y muy colorida, teclado y un ágil bajo sin trastes que parecía multiplicar sus cuerdas. Los temas, de letras sencillas aunque bien trabajadas, empezaron a calar poco a poco entre los que estábamos allí, se caldeó el ambiente y el ánimo final subió hasta lo que cada uno era capaz de saltar y bailar con su cuerpo. En fin, una maravilla.

Casi se esconde Elbicho y aparecen por el otro escenario Dorian, un cuarteto consolidado gracias a Internet, con una curiosa instrumentación: guitarra, voz, piano, bases, batería y bajo (algunos de los músicos tocan más de un instrumento) que resulta muy bien en el escenario. Al curioso sonido que crearon se le unió la suave y personalísima voz del cantante, y al verlos por primera vez me chocaron esos contrastes, porque tienen fuerza en directo y resultan magnéticos.

Anochecido por completo y con el ánimo caldeado llegó el ya conocido grupo de los ochenta Siniestro Total. Poco tengo que decir de ellos que no se haya dicho ya, para lo bueno y para lo malo. Vestían sus trajes de siempre, cantaron los temas de siempre y finalizaron con la alusión al comunismo de siempre. Me hubiera gustado verles tocar a las cinco de la tarde y con el público que había a las cinco, para ver lo bien que lo hacían, digo. Después del regreso del pasado, vino otro cantante de factura española, de esos que sólo en España podrían tener salida, gracias a nuestro nutrido y variado gusto musical. Me refiero, como no, a Melendi. Se podría decir, muy a mi pesar, que llegó, cantó y triunfó. La verdad es que el chaval tiene mucha empatía con el público y sabe ganárselo. Además, su directo es bueno musicalmente hablando. Ahora ya, si nos detenemos en esos casposos ritmos de rumba pop, las alusiones a los mismos temas de siempre que tanto le gustan, como el trapicheo, los escupitajos al escenario y las maneras obscenas de mover el esqueleto…

En el otro espacio había comenzado ya la hora de la música electrónica en general. Por allí pasaron personajes consagrados que hicieron los deleites de los amantes de este tipo de música: Felix da Housecat, Stereo Mc´s, Alexander Kowalski y Two pias Dj´s Subieron el ánimo compitiendo en originalidad y buen hacer. La gente acabó más que satisfecha. Y los que acabaron, porque se prolongó hasta bien entrada la noche.

Y sin saber muy bien dónde acudir, por que a esta hora todo era de buena calidad, dirigí mis pasos hacia donde Calamaro iba a comenzar su actuación. La verdad es que tenía cierta intriga, después de ver todos los cambios por los que este hombre ha pasado en su vida. Y me sorprendió. Para bien. La banda espectacular, tan pronto acompañaba, como dirigía, como desaparecía y le dejaba aparentemente solo. Él entregado y participativo con el público, lo que ya era extraño verle hacer. Y el sonido muy parecido al Calamaro de antaño, al original, aunque con resultado fresco y enérgico, como de nueva factura. Jaime Urrutia compartió dos temas y creó uno de los mejores momentos de la noche. En fin, una actuación para recordar.

Como guinda al pastel, la última actuación de este escenario fue la de Los Delinqüentes, con su rock and roll flamenco, fresco y original. Muy divertidos, interpretaron los temas con gracia y salero, y aunque el cantante ya no es el mismo, éste (el canijo) se entrega y le pone mucho arte. En su directo fueron buenísimos, sonido, voz y animación. Y así la gente se fue con una sonrisa a la cama.

En fin, que el balance general del MetroRock es bueno, salvedades aparte. Además, la idea de que sea un solo día hace que vaya mucho público y muy diverso. ¡El año que viene me apunto!

Fotografías: Alberto Martín
www.albertomartin.net

Autor: Esther Martín

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